sábado, 14 de noviembre de 2009

Mi impactante suerte del pasado viernes trece

Los viernes 13 tienen un “nosequé” especial. Siempre me traen buena suerte.

En España, el supuesto día funesto es el martes 13, pero para el resto del mundo se supone que es el viernes 13 el realmente malo.

El número 13 tiene mala fama, pero en verdad es un número de cambio. Claro, si estás perfecto y llega un cambio, malo. Pero ¿quién es perfecto?

Si no, fijaos: ese día por la mañana perdí mi tren y conocí a dos chicas muy simpáticas y guapas que también están metidas en el mundillo de la escritura, en vez de ver a los zumbados que me suelo encontrar.

Al volver del trabajo, me voy a Gràcia para comer algo en un bar de la plaza de la virreina antes de mi clase de novela y me encuentro a Lluc, el dueño del “Aula de Escritores”, que me pregunta si conozco a un tal “Joan Vil.lora”.

“Un poco, si en verdad se llama Villora”

El caso es que el diario “l’independent de Gràcia”, un diario semanal del barrio de Gràcia de Barcelona (España), tuvo a bien publicarme un microrelato, cuando ya ni me acordaba de haberlo enviado.

Aquí está el pdf del diario, publicado ese mismo viernes 13 de noviembre de 2009, el relato, encima, habla de la mala suerte. Hum… quizá por eso lo han escogido adrede o inconscientemente (estoy en la página 12 del diario, que coincide con la 16 del pdf)

Imaginad, yo elegido para estar en la sección de cultura. Que fuerte, que fuerte. Y mis padres no han podido verlo.

Aquí tenéis también la noticia en zona de prensa del "Aula de Escritores".

A ver, la historia es sencilla y simple, ya la pensé para que no se tuvieran que romper la cabeza, aunque tiene su gracia y giro inesperado (nunca mejor dicho).

Y aquí tenéis el relato en castellano, ya que el diario es en catalán. Gracias a Lluc por traducirlo, soy muy torpe en las letras catalanas escritas.


Mi impactante suerte

Recuerdo la única vez que reproché a mi padre la pobreza de nuestra antaño noble casa; él me miró con tristeza, diciendo que la familia Louboutin siempre había estado a merced de la suerte; yo, Christian, le respondí airado que forjaría la mía.

Era un joven ágil y fuerte, así que juzgué conveniente servir a un gran maestro de esgrima y mejor jinete, a cambio de aprender su arte; años después, cuando destaqué por mis proezas entre las filas de nuestro ejército y la propia reina me reclamó, elegí con el máximo cuidado traje, peluca y un gran sable de gala, presentándome, orgulloso, ante la corte de Versalles.

Al llegar a los jardines del palacio, Luis XIV, con los ojos vendados, jugaba a la gallina ciega corriendo tras sus cortesanos. La reina me miró y yo la sonreí, dedicándole mi más profunda reverencia, de tal guisa, que el extremo de la vaina de mi sable tuvo a bien ascender trazando un arco, deteniéndose abruptamente en las más nobles partes de mi dolorido rey.


Joan

sábado, 7 de noviembre de 2009

Tras el "Cuento Atrás", un despegue sin problemas


Bueno, aunque parece mentira, el libro “Cuento Atrás” despegó sin problemas.

Buenísimo, pusieron las pilas de "Cuentosatrases" al lado del último bodrio de Dan Brown, como podréis ver en la foto del coleguita Zero (Andrew) Kelvin. Que suerte tuvo el novato ese (Dan Brown, ¿Eh?). Espero que nos llevemos mejores críticas, que no será demasiado difícil.

Los que tenían que leer leyeron sin que les temblara (mucho) la voz. Estaban demasiado cagados para que se les escapara la risa tonta, y que la luz del proyector les cegase ayudó a que no vieran demasiado al público.

Las últimas modificaciones del monólogo, que al final paso a ser una lectura de labios de Oscar Tomé Vilariño (con más voz de locutor que yo, fijo), tuvieron un exitazo escandaloso de risas y aplausos varios, en los que suspiré de alivio al ver que las paridas que eran mías también arrancaban alguna risa (anda que si no llega a ser así), y no desmerecían (demasiado) a las de Oscar, que tiene fama merecida de comediante.

Aunque me tocó las narices que después de modificar el monólogo mil veces, para no ser “incorrecto” en el Corte Inglés, el texto acabara lleno de pajilleros, psiquiatras gays pedófilos, lápices que no eran lápices, felaciones, cabrones… ¿Y mi primera versión era incorrecta por decir “… mi primer crítico y un gran hijo de puta”? ¡Manda Webos! En fin…

Me harté de acumular firmas en los relatos de mi libro. Está garabateado por todas partes. Una ligera incomodidad para los otros autores, pero una pasta para mí si alguno se hace famoso.

Veréis que el gordo con jersey a rayas que sale en medio de las fotos de la presentación, enseñando el libro como un gilipollas, imbuido todavía en el espíritu “Family Guy” era yo (como no), a ver… si llevaba el libro en la mano para que me lo firmaran, ¡pues que se vea, joder!

Aunque tengo que perder unos veinte kilos antes de dejar que me hagan más fotos.

Como dicen en mi tierra “Mare de Déu Senyor” que es más o menos “¡La virgen! ¡Diooossss!”

Bueno, a ver si preparo la presentación de “La llamada de la aventura” para novela y me puedo dedicar (por fin) a entramar mi propia novela de Sci-fi de manera que el gran Asimov no se revuelva en su tumba.

Si aparecen vídeos de la presentación os los paso.


Joan